Mis crespos (escrito vehemente)

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Hoy corté mi cabello de una manera diferente, arriesgada. Destruí una tradición de 10 años que los que realmente me conocen, probablemente tenían más que memorizada. Hasta acá llegó una etapa de mi vida que se deshizo mientras el estilista me explicaba en su jeringonza extraña de la estética de peluquería que me iba a grafilar mi cabello para reducirme el volumen y resaltar mis crespos naturales. Esos que tanto desdeñé por casi 10 años desde que hicieron su aparición en la que otrora fuera mi lisa cabellera. 

En estos 10 años mi cabello siguió ese proceso que a veces parece llevar mi vida o mi personalidad. Primero por unas cuantas semanas, el cabello estaría corto casi rapado, sin permitirle al ignoto entender sus verdaderas formas. Luego sería un risible intento de parecerme a Jude Law - en el cabello, porque ni soy como él fisicamente, ni soy como el tipo de ser humano que es él, muy parecido a su aclamada interpretación de Daniel Woolf - en el que jugaría con la longitud en el cabello para dejarme un raro copete que pretendía darme aires de modernidad que suavizara el duro exterior que siempre choca con la gente que no me conoce. 

Luego sería largo, inmanejable de una misma manera era un matorral y era una exhibición de ondas que semejaban alguna pintura impresionista. Mi cabello temperamental, que dejaba de obedecer la autoridad de peinillas y cepillos para imponer su propia ley, sería al tiempo noble y prestaría el servicio de cubrir mi cabeza y abrigarme, darme esa única identidad que no tienen los demás.

Al terminar mi corte me recomendaron usar no se qué carajo producto con ceramidas y de hecho me lo aplicaron. Que da forma al cabello, que tiene propiedades humectantes, que me protege del smog. Tan increíble es el producto que no dudo que pueda usarse incluso para protegerme de la radiación. Probablemente decida regresar a comprarlo en los próximos días, sin embargo, mientras me decido, puedo contarles que el producto me ayudó a tomar confianza en mí mismo nuevamente pues me hizo apreciar mi cabellera de forma inesperada.

Luzco con orgullo los crespos y las ondas que me heredaron mis padres. Ya no se ocultan en la corta fachada de la vergüenza a donde los había exiliado para permitirles volver solo en las épocas de crisis. Mis crespos me recordaron que soy 'ese' que a partir de hoy se mira en el espejo y no 'otro' y que, además, tengo los ojos verdes como las esmeraldas, que tengo panza y labios gruesos, que tengo manos suaves que se han deleitado acariciando las siluetas de las mujeres más hermosas del mundo, esas que saben amar de verdad y que no traicionan la entrega absoluta, Que tengo un corazón de león que tengo que cuidar para que no muera en un safari.

Luzco con orgullo mis crespos en la calle como un símbolo de la transición a la adultez, con altura, con bravura, con valentía, porque son un símbolo que me debe recordar que solo me importo a mi mismo y a aquellos que puedan ver la hermosura de mis crespos y quieran compartirla conmigo. Lo demás es carreta, cuentos de culebreros engañosos... Y yo ya estoy muy viejo para eso. 

Soundtrack: Ashes to ashes - David Bowie