De la esencia misma de la actividad en la bitácora





El tema de escribir es una constante necesidad en mi vida, sin embargo, muchas veces se queda en mi cabeza, planeado por siglos y escrito jamás. En todo caso, hoy por casualidades de la vida leí un post tan descaradamente ácido como me gusta que sean escritos, en un blog que tiene vida propia, aunque su autor (y si ella entiende español tal vez me odie por no usar un lenguaje con perspectiva de género) parece tener serios problemas de constancia a la hora de publicar. 

Ciertos episodios recientes en mi entorno profesional, me han hecho dudar de la conciencia que puedan tener los pretendidos defensores de los derechos humanos acerca de la máxima de MacCartney live and let die. Definitivamente la censura pude venir de los más equilibrados y reconocidos prohombres y es ahí cuando tristemente uno cede a la presión social, pero no sin antes sacrficar la propia esencia.Y fue precisamente eso lo que encontré en la honestidad de Sarah Keenan: su esencia. O al menos mi idea romántica de la misma. 

El encanto de bloggear radica precisamente en el hecho que, como dice mi amigo Filipogs, "usted no puede leer esas vainas entrando a la página del eltiempo.com". Si así son las cosas, entonces la autocensura es peor que los demás tipos de censura y debo hacer un acto de contrición e ir a confesarme ante algún Relator Especial de Naciones Unidas, porque he pecado en contra de mis propios derechos humanos (Si, he pecado porque soy católico y pienso así. Y no me da miedo asociar el pecado con estos temas porque para eso tengo dedos y cerebro, para decir lo que me plazca a menos de que haga daño a otro). 

La imágen de la "diosa" Colombia de Michael J. Deas evoca precisamente esa relevancia de los ideales republicanos de américa (el continente, no el "país"), en la que la libertad de expresión es el eje fundamental de la vida en una sociedad que pretenda gobernarse a sí misma. Puede que algo no nos guste, pero podemos discutirlo o ignorarlo sin agredir a quien lo dice. Esos son precisamente los ideales que impulsaron mi elección profesional.

Por eso hago esta solemne promesa: desde hoy postearé sobre lo que se me ocurra. Seré descuidado con mis opiniones. Seré como soy, porque es mi manera. No estoy hiriendo a nadie con ello y salvo que usted pueda convencerme de lo contrario, eso es así y no es de otra manera. Solo una cita para reafirmar lo dicho, para llover sobre mojado:
  
“La libertad de expresar y difundir los propios pensamientos y opiniones es esencial para el “libre mercado de las ideas”, imprescindible en una sociedad democrática, participativa y pluralista. No existe democracia donde se acallen violentamente las ideas; no hay república pluralista donde se niegue la diversidad o se imponga la intolerancia; tampoco será posible la participación democrática y pluralista, cuando una concepción o credo oficial desde el poder restringe los derechos y libertades”.
Corte Constitucional de Colombia. Sentencia No. T-403/92 

Pic: Columbia Pictures Logo, oil on panel, 18 x 32. By Michael J. Deas
Soundtrack: Bad romance by Lady Gaga







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